jueves, 7 de mayo de 2009

...Encuentro...

- ¿Sonia?
- ...- Sonia, de pie esperando cruzar la calle, miró de reojo al muchacho, mientras daba un sorbo al café que llevaba en la mano y fruncía el ceño dejando entrever que no tenía ni idea de con quién estaba hablando.
- ¿No sabes quién soy? Yo sí sé quién eres...
- ...- ella le miró fijamente entornando los ojos como queriendo escanear en sus pupilas su número de la seguridad social- lo siento, pero ahora mismo no caigo.
Entre la confusión del encontronazo, el semáforo se había puesto de nuevo en rojo para los peatones. Sonia miró angustiada al personaje colorado y luminoso de la señal que le indicaba que no le quedaba más remedio que quedarse hablando con el extraño desconocido que decía conocerla.
- Pues como no me des alguna pista...- dijo ella mientras empezaba a darse cuenta de que, después de todo, no le disgustaban sus ojos.
- Bueno, es que hace mucho tiempo, es normal. Soy David.
- Pues... Encantada, David- dijo ella mientras se inclinaba ofreciendo la mejilla para soltar a su vez un distraído beso al aire rozando su cara. Podía haber fingido acordarme de quién eres, pero la verdad es que me pillas en blanco.
- Siempre fuiste un poco despistada.
- ...- no sabía si sentirse halagada o indignada por el comentario. ¿Quién era este personaje que creía conocerla tanto?- sí- dijo al fin- lo sigo siendo.
- Hay cosas que nunca cambian- dijo él sonriendo triunfante.
- Te diría algo de ti, David, pero... es que no consigo recordar tu cara.- dijo ella con una gran sonrisa alimentada por el ansia de terminar con la incertidumbre lo antes posible.
- Bueno, es que, al fin y al cabo, nos hemos conocido hace un momento.
- ¿Cómo dices?- preguntó ella confundida.
El pasivo monigote colorado se tornaba de nuevo verde señalando a los pasivos viandantes que era la hora de reanudar su peregrinación allá donde se dirigieran. Sin embargo, esta vez fue Sonia la que no se movió.
- Decía que me acabas de conocer. Es normal que no sepas nada de mí- dijo él sin dejar de mostrar esa sonrisa picarona en su rostro.
- Pero... ¡Has dicho que me conocías!
- He dicho que sé quién eres... Lo cual quizá no sea completamente cierto... ¿Te invito a un café?
- No, si ya tengo...- Sonia no pudo terminar la frase. Según miró al vaso de papel de Starbucks se dio cuenta de que en él estaba escrito su nombre. Con la boca abierta, volvió a mirarle...
- Por eso sé quién eres... Y si no te has dado cuenta de ello, es porque eres despistada, supongo.
- Pues has acertado.- dijo ella, entre divertida y avergonzada por la situación.
- Si te acabas el café, te invito a otro.
Sonia se dio media vuelta, y dio unos pasos alejándose del atrevido desconocido. Tiró el vaso de papel en una papelera cercana, y volvió al lado de David en la acera de aquel paso de cebra de la madrileña glorieta de Bilbao.
- Oye, me apetece un café.- dijo sonriendo- Y también me apetece conocerte.
- Siempre fuiste curiosa.
- Y tú un payaso.

No hay comentarios: