miércoles, 27 de junio de 2012

Pequeños momentos que saben a GLORIA I: El primer día de vacaciones

El otro día estaba haciendo limpieza, y encontré una postal preciosa de una puesta de sol. Me gustó mucho encontrarla, porque me recordó que el mundo está lleno de belleza. Así que decidí colgarla en un lugar donde voy a poder apreciarla diariamente. Cuando tenga un mal día, voy a mirar esa postal y a recordarme que el mundo es mucho más y mucho mejor que ese mal rato que estoy pasando. Seguro que eso me ayuda a recuperar mi paz interior.

Existen lugares preciosos, personas maravillosas, y momentos que nos hacen sentir especialmente bien. Hay pequeños ratos, instantes en la vida, que saben a gloria. A esos momentos he decidido dedicar una serie de entradas. Estos posts van a servir para recordarme, a mí y al que le apetezca acompañarme, que la vida nos recompensa cada día en muchos instantes, pero hay que saber estar atentos para que no se nos escapen entre todas nuestras quejas y disgustos cotidianos. 

Mi primer post va dedicado a un momento que sabe a gloria bendita: el primer día de vacaciones. Para cuando llega el primer día de vacaciones, uno ya lleva con la cuenta atrás desde, como mínimo, tres o cuatro semanas antes. Para el primer día de vacaciones, ya nos hemos imaginado una y mil veces todas las cosas estupendas que haremos cuando tengamos tiempo libre. En nuestra mente, las vacaciones tienen más horas que los días de trabajo normal, y el tiempo no se va consumiendo. Tanto si viajamos por ahí, como si nos quedamos en casa simplemente descansando, o acometiendo pequeños y grandes proyectos en nuestro hogar, las vacaciones saben a tiempo fuera de contexto, a presente eterno y, sobre todo, a no estar pendientes del reloj. 

Una de los gestos inequívocos de que las vacaciones están aquí, para mí, es quitarme el reloj. En vacaciones no quiero nada que me recuerde qué hora es y qué debería estar haciendo, porque el horario me lo pongo yo. Durante el año, parece que el reloj siempre nos esta recordando que llegamos tarde, o que estamos aún haciendo algo cuando deberíamos de estar haciendo ya la siguiente tarea. En vacaciones, el ritmo es completamente diferente. 

Llegas tarde

El primer día de vacaciones, aún inmersos en la resaca de nuestro ritmo cotidiano, sentimos un extraño vacío de actividad, y parece que el tiempo pasa más lento. El reloj que tenemos tatuado en la muñeca (aunque físicamente nos lo quitemos) sigue funcionando y recordándonos a qué ritmo tenemos que vivir. Parece que esa sensación durará en los días sucesivos, y las vacaciones se tornan un periodo inmenso de tiempo. Sin embargo, esa sensación dura más bien poco. También nos acostumbramos en seguida a levantarnos más tarde, a ir más lentos, a no tener prisa y, entonces, lo queramos o no, el tiempo cunde menos. 

Quizá, si fuéramos capaces de vivir con el afán de aprovechamiento del tiempo que tenemos durante el año laboral en las vacaciones, nos daría para hacer todas esas cosas que nos propusimos para estos días. Lo malo es que si hiciéramos eso, dejarían de ser vacaciones. 

Aunque no lo parezca, yo aún no estoy ociosa, pero llevo con la cuenta atrás varias semanas. Eso sí, atisbo en una distancia más bien corta ese momento de gloria que se acerca: mi primer día de vacaciones.

¿Cómo os sentís vosotros el primer día de vacaciones? 

1 comentario:

Loreto dijo...

Pues yo, ya en mi segundo día de vacaciones, al contrario que mucha gente, tengo un concepto distinto de las vacaciones. Para mí las vacaciones no significan tener tiempo para descansar o estar todo el día delante de la tele, para mí las vacaciones significan tener tiempo para aprovechar y hacer cosas que no he podido hacer el resto del año debido a eso mismo, a la falta de tiempo. Estas vacaciones como tantas otras voy a intentar aprovecharlas al máximo aunque como no siempre lo consiga, debido a que dependo de un factor muy importante, mis padres. Pero no siempre por ir a grandes sitios tienes mejores vacaciones (en ocasiones sí), sino que hay que saber disfrutar dentro de nuestras posibilidades. Este verano tengo en duda si tendré el privilegio de poder ir a algún lugar fuera de mi ámbito normal, pero aún así tengo que pensar que aún me quedan muchas más vacaciones por delante y que ya tendré tiempo de poder disfrutar de lugares mágicos en los que, como bien has dicho tú, el tiempo no pasa.