lunes, 23 de septiembre de 2013

Despertar

La vida no tiene marcha atrás. Ni "control + Z" en teclado alguno. Muchas veces nos vemos en situaciones en las que desearíamos con todas nuestras fuerzas dar marcha atrás, borrar el último minuto, el último mes, el último año de nuestras vidas, pero no podemos. Estamos tan acostumbrados a poder deshacer lo que acabamos de decidir en el virtual mundo de la tecnología, que nos entra una desazón especial cuando nos damos cuenta que el mundo real no es tan sencillo. Es algo que he pensado cada vez que he rayado el coche al meterlo en el garaje: "Sin tan sólo pudiera dar marcha atrás en el tiempo unos "segunditos", me ahorraba el disgusto, y sobre todo el taller y el inconveniente que es estar un montón de días sin coche". Me viene a la cabeza también cuando dibujo con un lápiz sobre un papel. Tan acostumbrada estoy a la tableta gráfica o al ratón, que me parece raro no poder volver atrás simplemente cuando me apetece. Cuando, en una conversación, se nos escapa algo por la boca que no estaba planeado decir... Según las palabras salen uno ya está mentalmente tirando de ellas con una soga imaginaria para que vuelvan al lugar del que nunca debieron salir...

Me he dado cuenta de que esta desazón sólo tiene remedio en un mundo... El de los sueños. Es una de las sensaciones más gratificantes que existen, la de despertar de un mal sueño. Sin ir más lejos, el otro día soñaba que se me caía la perrita de mi madre por un balcón. ¡Menudo disgusto! ¡Menuda llorera! Me invadía una angustia infinita, pensando que aquel fallo ya nunca tendría solución. Hasta que desperté. ¡Y me sentí tan dichosa de pensar que todo había sido un mal sueño! La perrita seguía vivita y coleando (nunca mejor dicho), y yo no había cometido un error que fuese a perseguirme el resto de mi vida. Esa sensación de alivio es divina. Uno se siente como si por fin, Dios nos hubiese dejado utilizar el "Control + Z" en el manejo de nuestra vida. ¡Qué sensación de fortuna infinita!

Lo malo es que hay momentos en la vida tan nefastos, que nos parecen pesadillas de las que no podemos despertar. Cada día que pasa le pedimos a Dios que nos deje despertar del sueño infame en el que nos vemos inmersos cada día.  Pero el alivio de despertar nunca llega. Parece, al revés, que el único alivio llegar cuando nos entregamos al sueño. Y sólo en el sueño podemos pensar que todo fue un sueño. Hasta que la luz del día nos despierta con la toma de conciencia, de que sólo en sueños era un sueño. 

Realidad, sueños, ilusiones, pesadillas... Son difíciles de  identificar por nuestro cerebro. Todo lo vivimos con una intensidad parecida. Y lo peor es que nunca estamos seguros de cuándo estamos despiertos. La vida es sueño.Ya lo dijo Calderón de la Barca. 

¿Qué es la vida? Una ilusión.
¿Qué es la vida? Un frenesí,
una sombra, una ficción, 
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño, 
y los sueños, sueños son.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Jajajaja creía que era la única persona que cuando tenia un mal sueño se levantaba llorando :-D

Tus posts siempre me dejan que pensar