sábado, 26 de mayo de 2012

Lo que ocurre en Madrid

Me gusta vivir en Madrid. El que me conoce sabe que me gustan más las afueras que el puro centro de la ciudad, porque, como bien dice mi padre, tiendo a expandirme en el espacio como los gases y ocupar todo el que encuentro a mi alrededor. Sin embargo, me gusta vivir cerca de una gran ciudad, porque siempre hay muchas cosas sucediendo, seamos conscientes o no. 

Para muestra, un botón. El pasado martes, me llega un correo de un amigo, diciendo que vienen los Samishing Pumpkins en concierto el jueves, en un secret show en la Sala Arena. Había comprado entradas de más sabiendo que muchos estaríamos encantados con el evento, y allí estuvimos el jueves, disfrutando de un concierto increíble.  
Smashing Pumpkins en la Sala Arena el pasado jueves







La primera vez que escuché la expresión "smashing pumpkins" fue antes de conocer a este grupo, siendo una adolescente en Estados Unidos. Mis compañeros de clase me dijeron la víspera de Halloween si quería ir a "smashing pumpkins" con ellos la noche siguiente. Estábamos en clase de Literatura Americana. La profesora, Mrs. Chamberlain, (no, allí no llaman a los profesores por su nombre de pila) una profesora increíble que recordaré toda la vida por su maravillosa forma de explicar la obra de Edgar Allan Poe, se llevó las manos a la cabeza diciendo que iban a llevar a una estudiante de intercambio a hacer algo que era perverso. "Smash Pumpkins" significa literalmente "destrozar calabazas". En Estados Unidos, hay grupos de adolescentes gamberros que se dedican a ir por los jardines de las casas (que habitualmente en los barrios residenciales no tienen vallas) a robar las calabazas talladas por las familias y expuestas para decorar las casas, y luego lanzarlas desde los coches en marcha y destrozarlas. Destrozando calabazas... "Smashing Pumpkins". Después conocí a este grupo, y será una anécdota que no olvidaré nunca. Si fui con ellos o no "smashing pumpkins" es algo que no voy a contar. Os dejo con la duda.

Bueno, después de este paseo por la avenida de los recuerdos, vuelvo a mi pensamiento inicial. Me gusta vivir cerquita de una ciudad, donde cada día tenemos rincones que conocer, eventos a los que acudir y maravillas que descubrir. Cualquier ciudad o población, por pequeña que sea, tiene sus sorpresas, rincones y planes. Lo que me gusta de Madrid es que es como el bolso de Mary Poppins: su contenido sorprendente nunca se termina. De repente un plan maravilloso te asalta, y cambia radicalmente tu semana. Por eso os animo a salir de casa y exprimir lo que la vida cultural de esta maravillosa ciudad (o de la ciudad en la que vosotros vivís, que seguro que también es genial) tiene que ofrecer. Os acabaréis sorprendiendo, seguro.












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